Segunda parte.
Mis palabras fueron interrumpidas por sus labios, al principio no podía entender lo que pasaba pero al sentir el calor de su cuerpo tan cerca del mío mientras su lengua jugaba con la mía, cerré los ojos y me deje besar, sus manos no eran nada tímidas recorrían mi espalda y acariciaba mi espaldas, bajando hasta mis nalgas.
Me aparte para respirar e intentar entender qué estaba pasando. Él tenía una expresión de querer más, no dejo de tocarme continuo besando mi cuello el lóbulo de mi oreja, haciéndome gemir con sus besos, joder si que sabía mis partes débiles.
-No he arreglado nada con ella, ella vino pero verla solo me hizo darme cuenta de que no es a ella a la que quiero en mi vida… -Acarició mi rostro.- Te quiero a tí, he sido un idiota todo este tiempo tu siempre has estado allí para mí y solo ahora me he dado cuenta de ello, te quiero Angie, te necesito y no quiero pasar un minuto más sin tenerte.
-En verdad eres un estúpido ¿Cómo sabes que lo quiero yo eres tú?
-Porque anoche mientras te quedabas dormida decías mi nombre...
Su boca volvió a apoderarse de la mía con una ira y una pasión que yo desconocía hasta el momento, ni en mis íntimos sueños pensé que sería así.
Nos fuimos desnudando con un prisa como si el mundo se fuera a terminar en unos minutos y tuviéramos que aprovecharlos, yo lo besaba por todas partes el cuello, su pecho, mis manos acariciaban su espalda, su pecho, caímos en la cama con apenas la ropa interior.
El despacio bajó mis bragas y las dejo en el piso mientras se quitaba los boxers, extendió la mano a la mesita de noche para buscar un preservativo, mis ojos seguían puesto en en cada uno de sus movimiento, cuando hubo terminado de ponerse el preservativo volvió a besarme y a acariciar mis pechos, sentí su pene erecto en la entrada mi sexo.
-Onegai, por favor- Dije, el me penetro y comenzó a moverse despacio con la paciencia que se le tiene a una chica virgen, ahora sus besos eran más suaves y delicados, poco a poco fue subiendo la intensidad, al mismo tiempo que mis gemidos se hacian mas fuertes.
Mis manos exploraban toda su espalda mientras lo apretaban fuertemente para no dejarlo ir, había esperado demasiado tiempo por esto y todo parecía sacado de una película para adultos.
-¡Oh!- Sentí su cuerpo temblar mientras su orgasmo no se hacía esperar, el mio tambien estalló al poco tiempo.
Se levanto y entro al baño, pude escuchar el agua de la ducha, el volvió con una toalla blanca envuelta en la cintura y con otra secaba su pelo mojado por el agua.
-Lo siento, no pense que seria asi la primera vez que estuviera contigo ¿Estás… decepcionada?
Negué con la cabeza. -No para nada- le dije.
Él se sentó a un lado de la cama y se acostó a mi lado.
-Hay agua caliente por si quieres darte un baño- me dijo.
-Estoy bien.- Él se acercó a mí y me abrazo, pude sentir su cuerpo entre frío y caliente, sentí paz en aquel momento.
Así estuvimos una gran parte del día y la noche, entre caricias y besos, durmiendo y haciendo el amor, hasta el otro día.
Desperté porque sentí como la luz del sol golpeaba mi cara, qué extraño pensé no se supone que la luz entre por ese lado de mi habitación, al abrir los ojos me di cuenta de que no estaba en mi habitación, un cuerpo masculino abrazaba mi cintura, al mismo tiempo que respiraba tranquilamente, lo mire, mi corazón se estremeció, Jonás dormía abrazado a mi cintura con el torso desnudo a pesar del frío que hacía, pude sentir el calor su cuerpo, se pegó más a mi cuerpo y se despertó, sonrió al verme mirarle mientras se despertaba.
-Estás horrible- Me dijo.
-No me dejaste dormir.
-No era mi intención dejarte dormir- dijo mientras yo me salía de las sabanas y me colocaba en a horcajadas encima de él.
-Y tampoco quería que me dejaras dormir- dijo mientras me acariciaba la espalda desnuda, bajando suavemente las manos hasta llegar al comienzo de mis nalgas, todo mi cuerpo se estremeció ante esta caricia, desde hace mucho tiempo venía deseando sentirlas y ahora no podía evitar volverme loca.
Continuará...
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